
Si algo nos ha enseñado la política energética mexicana desde 2015 es que los gobiernos aman hacerle al ilusionista con el precio de la gasolina. Nos prometen estabilidad, soberanía y autosuficiencia, pero al final el truco siempre es el mismo: pagar más y recibir menos. A lo largo de los últimos diez años, los gobiernos de este país no dejan de hablar y hablar, y la neta, es que no pasa nada. Uno de los insumos más importantes del país y que es causante de una parte de la inflación (porque a final de cuentas TODO se mueve en cuatro ruedas) sube y sube de precio.
Con Enrique Peña Nieto en Los Pinos y su reforma energética bajo el brazo, México vio cómo la gasolina dejó de ser un tema de Estado y pasó a las garras del “mercado”. La lógica era sencilla: ya no dependíamos del capricho gubernamental, sino del capricho de los precios internacionales. ¿El resultado? En 2017, la gasolina explotó en un “gasolinazo” que llevó el litro de Magna de 13.98 a 16.81 pesos en un abrir y cerrar de cartera. Muchos lo recordamos con dolor. El costo de tener una calandría subió inesperadamente y tuvimos un efecto inflacionario en el mediano plazo que nos dio en la torre.
Mientras tanto, Pemex seguía haciendo lo que mejor sabe hacer: endeudarse y pedir rescates. ¿Quiénes pagaron la cuenta? Exacto, los de siempre, ósea, nosotros.
Llega Andrés Manuel López Obrador con su bandera de soberanía energética, asegurando que México dejaría de importar gasolina. ¿Cómo? Con una refinería nuevecita en Tabasco, porque si algo necesita el país es más infraestructura petrolera en un mundo que corre hacia las energías renovables, ¿no?. Así nació la gloriosa refinería Dos Bocas, un proyecto que comenzó con un presupuesto de 8,000 millones de dólares y, como buen proyecto de dicha administración (tipo AIFA o el Tren Maya), ya ha duplicado su costo a más de 16,000 millones. Y lo mejor: no opera a plena capacidad al día de hoy, y no se ve para cuando. Y ni que decir del relajo ambiental que ha dejado esa construcción por estar en una zona de manglares y humedales, o de los incidentes como fugas de gas y los problemas en la integración a la cadena de suministro, todo derivado de una falta de planeación adecuada y de un análisis de costo-beneficio. Pero eso pasa cuando se hacen las cosas por capricho y no por el bien de una sociedad.
¿Se acuerdan además de cuando el Peje decidió combatir el huachicol y de pilón ocasionó una crisis de desabasto de gasolina a nivel nacional? ¿Por ahí de enero de 2019?

Mientras tanto, para evitar nuevos gasolinazos, el gobierno decidió aplicar un truco de magia económica: subsidiar el IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios). ¿Y qué pasó? Se logró un aumento nominal “controlado”, de aproximadamente 24% en todo el sexenio (unos $4.60 más o menos según El Economista). Es decir, no sólo no bajó, sino que subió a un promedio de 4% anual. Además, si recuerdo correctamente, durante el sexenio de Peña Nieto, el Peje decía que la gasolina debería tener un precio de diez pesos por litro y que lo iba a llevar a eso. ¿Qué pasó ahí, mi Peje? Otra promesa sin cumplir.
Ahora, en este 2025, la Sheinbaum hereda la bomba de tiempo energética y arranca el año con un incremento del 4.5% en el IEPS, elevando la gasolina a niveles récord de 24.23 pesos promedio por litro. Pero, ¡hey!, no es un gasolinazo, es sólo un “ajuste fiscal”. Y encima de todo tuvo el cinismo de pedirle a los gasolineros que firmen un acuerdo voluntario (¿?) para que no pasen de los 24 pesos por litro, ósea, que dejen de tener ganancia por la venta de este producto. Si yo fuera dueño de algunas gasolineras, la verdad es que dejaría de vender gasolina, porque posiblemente pierda menos si cierro temporalmente mi establecimiento en lugar de perder dinero por cada litro vendido. A menos que venda huachicol…
La gran pregunta es: si gastamos más de 16,000 millones de dólares en una refinería que prometía gasolina barata, ¿por qué seguimos pagando cada vez más? Spoiler alert: porque Pemex sigue sin poder sostenerse y la gasolina “barata” siempre termina costándonos el doble en impuestos y subsidios. Mas o menos 6 pesos por litro corresponden al IEPS. Y con las broncas actuales que enfrente la Sheinbaum – heredadas o no – en las arcas nacionales, dudo mucho que elimine el IEPS o que lo subsidie a lo pejendejo. Si no es casualidad que le estén queriendo echar mano a las AFOREs y las cuentas bancarias sin movimiento ahora que ya drenaron el SAT, el Infonavit, varios fideicomisos y la SSA.
Y si pensábamos que esto no podía ponerse peor, sorpresa: en los últimos meses, reportes han indicado que gasolina con altos niveles de agua ha sido exportada desde la nueva y flamante refinería de Dos Bocas. Sí, después de invertir miles de millones en una obra que supuestamente haría a México autosuficiente, resulta que ni siquiera podemos garantizar combustible de calidad.

Las quejas de las refinerías estadounidenses se refieren a que el crudo proveniente de la Refinería de Tres Bocas tiene un 6% de agua, lo cual es 6 veces el estándar permitido. Cada cargamento que se envía tiene un valor aproximado de dos millones de dólares, así que, cada rechazo, representa una pérdida para Pemex de ese monto. Y los ganadores suelen ser Canadá o Colombia, quienes sustituyen a México en este tipo de transacciones, en particular en los estados de Texas y Luisiana. Eso si, Victor Rodriguez niega que se rechacen los cargamentos, e indica que solo se está penalizando con algunos centavos del precio y que la bronca es coyuntural, que ya casi están en los estándares. No se a ustedes, pero me parece sorprendente que el Sr. Rodriguez minimice el tema a “unos centavos” cuando Pemex es la petrolera más endeudada del mundo según El Financiero.
¿Se imaginan la risa de los compradores extranjeros al ver la situación? “Tienen una refinería nueva, pozos de petróleo, barrilles supuestamente para aventar para arriba, y nos mandan esta porquería. Jajaja, pobres mexicanos, la bronca que les dejó AMLO. Pobre Sheinbaum, la bronca en la que se metió. Pobre Pemex, la bronca en la que sigue. Jajaja.” Por cierto, ¿ya vieron que la Sheinbaum dijo que no van a recortar puestos en Pemex, pero están evaluando a cuales bajarles el sueldo? Cosa que en México no es legal sin el consentimiento del trabajador afectado. Esto se considera una alteración ilegal de las condiciones laborales. Pero ya sabemos como todos se acaban cuadrando, y si no, pues la 4T solo cambia la Constitución y leyes secundarias…
Por otro lado, si se produjera gasolina en México para el consumo interno (cosa que no podemos por falta de infraestructura y por eso importamos gasolina proveniente del mismo petróleo que exportamos), pues el gasto que los mexicanos tendríamos para mantener nuestros autos moviéndose sería altísimo, porque la mala calidad del producto le daría en la torre a los motores de nuestras calandrias. Otro problema sin fondo para la gran petrolera mexicana.

Así que Tres Bocas, además de ser una refinería construida en una época en que nos deberíamos de preocupar por energías renovables, y que nos costó a los que pagamos impuestos un titipuchal de lana adicional a la planeada, no da el ancho ni para producir petróleo de calidad internacional. Échenle un ojo a este video si quieren entender un poco mas las grandes broncas que ocasionó el Peje por Tres Bocas.
Así que seguimos en el ciclo eterno. Cada sexenio nos venden el mismo cuento con diferente envoltura: que ahora sí vamos a producir nuestra propia gasolina, que ya no dependeremos de importaciones, que el precio será justo y que Pemex será la joya de la corona. Y cada sexenio terminamos con más deuda en Pemex, precios más altos que traen inflación, y una refinería que promete, pero no entrega, como es costumbre.
Si algo nos enseña la historia de la gasolina en México es que Pemex sigue siendo el mismo chiste de siempre. Y nosotros seguimos pagando la función.