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La Revolución Femenina y el Ejercicio de la Paternidad

Aunque solo soy un simple Caballo, mi vida en este mundo ha sido más larga que aquella que tienen la mayoría de mis compañeros equinos, quienes suelen vivir solo unos veinte años. Esto no quiere decir que sea yo inmortal, ni nada por el estilo; simplemente que, ahorita que estoy en la plenitud de mi juventud, he logrado ver más cosas que pasan en este mundo que lo que ven la mayoría de los caballos. Este hecho me ha permitido ver algunos detalles interesantes de la humanidad, que es El Centro de mi atención y me parece una raza única e incomparable, ya que, aún cuando es una de las pocas razas racionales, también es la única que maneja prejuicios y lógica racional anti-humana. Por ejemplo: la historia les ha enseñado una serie de paradigmas generales bajo los cuales los humanos rigen ciertos ámbitos de sus vidas (sean falacias o no):- Los martes hay más tráfico que el resto de los días en chilangolandia (nadie sabe porque, pero esto pasa). – El talento te hace grande, pero la humildad te hace eterno.- Los tacos llevan salsa. Punto.- El trabajo, por definición, debe costar trabajo.- 300ml de café por cada cucharada de azúcar/Svetia.- La ley de la demanda y la oferta solo sirve en mercados capitalistas globalizados.- Justin Bieber es un fraude playbackero.- Los sueños nos permiten volar; el que no sueña nunca progresa.- La mujer trabaja en casa y el hombre en la calle.

Mujer 1950s
Mujer de Antes


Vamos a profundizar un poquito en este último. La humanidad comenzó con un sistema de vida comunitaria nómada, en el cual, el hombre salía a cazar por las mañanas, mientras que la mujer se quedaba en “el campamento”, dado que, por naturaleza humana, debía atender a los hijos, pues éstos dependían de ella para su sustento diario. La mujer recolectaba y le daba de comer a los niños, sirviendo como refrigerador ambulante para ellos.Con el paso del tiempo, la humanidad se volvió sedentaria. Sin embargo, la condición de la mujer se mantuvo: seguía en casa, atendiendo las labores domésticas, mientras que el hombre trabajada para proveer el sustento a su familia o comunidad (con algunas notables excepciones, como las Amazonas, los Mosuo en la China actual, los Akan en Ghana, y, hasta cierto punto, Juchitán en México).La tradición y necesidad llevaron a sociedades patriarcales, que dominaron el mundo de una manera absoluta. Sin embargo, durante el Siglo XX, comenzó en el mundo una revolución, de la cual apenas estamos viviendo las primeras consecuencias: la Emancipación de la Mujer.

Mujer Actual
Mujer de Ahora

Si bien desde 1791 se ven los primeros indicios de las acciones que comenzarían a llevar a cabo las féminas humanas para lograr ser consideradas como equitativas en la sociedad (chequen la vida de Olympe de Gouges), fue apenas durante la Segunda Guerra Mundial cuando la mujer tuvo acceso al trabajo asalariado (mas por necesidad que por gusto de los hombres). 1975 fué declarado el año de la mujer por la ONU (pregunta: ¿y el año del hombre?). El sufragio femenino se fué dando poco a poco durante este siglo, al igual que el acceso masivo de la mujer a la educación superior. La última acción relevante fue el Protocolo de Maputo, instaurado en 2003 en varias naciones africanas, al cual se adhirió Mozambique en 2005. Todavía tenemos ejemplos desagradables de sociedades que limitan – e incuso condenan – la participación activa de la mujer en la vida política, educativa o social de un pueblo (talibanes, algunos pueblos chinos, etc.), pero ha habido grandes avances, y las mujeres de estos pueblos están aprovechando las redes sociales y otros medios de comunicación para cambiar las ideologías, aunque sea lentamente (un ejemplo es Malala: chequen este link: http://littlebookmates.blogspot.mx/2017/02/malala-y-la-educacion-infantil.html)

Malala
Malala

En las sociedades “occidentales,” la mujer ha logrado introducirse en todos los ámbitos de la vida; participan en la política (hay presidentas ahora), tienen puestos directivos (Google es un excelente ejemplo), sus condiciones laborales han mejorado mucho (aunque todavía vemos discriminación y abuso, así como diferencias salariales entre hombres y mujeres), y ya no están en casa “atendiendo a los hijos.” Los roles del hombre y la mujer han cambiado intrínsecamente, y esto se observa claramente en la convivencia marital o de pareja de la Generación Y, en donde las actividades caseras son compartidas entre ambas partes, desde el lavado de los platos hasta la generación de ingresos para la familia. Este cambio de roles ha permitido que la mujer logre destacar en ambientes que antes eran dominados por los hombres, y ha permitido que los hombres descubran habilidades que tienen que antes desconocían por falta de necesidad de usarlas o desarrollarlas.Estos cambios han creado sociedades mas equitativas (no diría igualitarias), y han transformado nuestra forma de ver el mundo. Una de las transformaciones mas importantes, desde mi punto de vista, es que los padres hoy en día están logrando ejercer la paternidad en todo su esplendor.No quiero decir que los padres de otras generaciones la ejercieran; simplemente creo que la convivencia padre-hij@ ha cambiado drásticamente, ya que los padres novatos de hoy comienzan a ejercer la paternidad desde el día uno de una manera muy diferente, al cambiar un pañal, al dar la mamila, al quedarse solos con los bebés mas tiempo, y miles de actividades que antes solo llevaba a cabo la mujer. 

Familia
Repartición de Responsabilidades

El padre de hoy es un padre mucho mas involucrado en la crianza diaria, que no solo representa la máxima figura de autoridad en la casa. Aquel padre que “ayuda” en las labores domésticas, con el llanto, con las primeras palabras, con los primeros pasos, de manera activa, no está “ayudando”: está ejerciendo el papel mas importante y maravilloso de vida: su derecho de ser padre. Este derecho, hasta hace unos años, estaba en parte reprimido en la sociedad, dadas las tradiciones machistas. Sin embargo, dada la revolución femenina, ya no todo es rosa y azul; existen un sin fin de tonalidades, en las que cada hombre y mujer está encontrando su lugar, sin importar lo que opine el resto de la sociedad criada bajo otros paradigmas sociales. La crianza de los hijos es un trabajo en pareja: la buena paternidad/maternidad en la sociedad actual ya no sabe de géneros, sino de personas. Entre la pareja, de común acuerdo, establecen las responsabilidades de ambas partes.Mi yegua amada tuvo la oportunidad de tomar un avión hace unos días, pues después de varios meses de jalar la calandria que le toca, era hora de tomarse un breve descanso. En el avión, tuvo la oportunidad de observar la convivencia entre los padres y las madres con sus hijos, y me contó lo que vivió.Una familia, padre, madre e hijo pequeño – entiéndase bebé -, estuvieron encerrados durante cuatro o cinco horas con ella en el avión. Como es de esperarse, el bebé mantuvo un llanto constante a lo largo del vuelo. Sin embargo, fue el padre, por voluntad propia, quien estuvo parado, consolando al hijo, dándole la mamila, cantándole, calmándolo de cualquier manera posible. Cuando la madre quería involucrarse, el padre le decía que el lo continuaría haciendo, ya que pocas veces puede convivir tanto tiempo con su pequeño.Así mismo, otro papá viajaba solo con su hija, que habrá tenido a lo mejor apenas dos años. Todo el tiempo estuvo jugando con ella, controlando sus impulsos, platicando, etc. Al terminar el viaje, mi yegua amada escuchó al papá decirle, emocionado, “¡¡Sobrevivimos sin mamá amor!!”Yo, por mi lado, estuve estos días de descanso de mi yegua amada solo con los potrillos. Y debo admitir que me la paso increíble cuando me hago cargo al 100% de ellos, desde el desayuno hasta el baño, incluyendo risas, regaños, pañales (si, algunas potrancas usan pañal, nos estamos civilizando) brincos y juegos en el suelo. Este fin de semana, comimos pizza y hamburguesas inorgánicas, nos acostamos tarde, visitamos a los abuelos, se vistieron como se les dio la gana, vimos “películas prohibidas” (Hulk y cosas de ese estilo)… De milagro se bañaron. Si, desobedecimos a mamá en secreto. Son esos los momentos en los que realmente logro conocer a mis potrillos – sus pensamientos, creencias, personalidades, ocurrencias, valores, habilidades y defectos – y por lo tanto puedo opinar educadamente con mi yegua al respecto de cómo criarlos para que sean equinos de bien en el futuro. Además, la verdad, es que me llena de orgullo verlos crecer. Yo crecí con puro caballo, sin yeguas como hermanas. Ahora, gracias a mi pequeña potranca, conozco el nombre de todas las princesas de Disney y veo Trolls cinco veces seguidas mientras ella me hace trenzas o le hace una pulsera a su hermano.  Mi mundo se está expandiendo poco a poco.

caballo con potro
Así me la pasé, ¡y Feliz!

Sin duda, admiro a los papás de las generaciones anteriores, sobre todo al Caballo Mayor, a.k.a. mi padre, pues es gracias a su ejemplo y educación que somos quienes somos, tanto humanos como caballos. Pero agradezco infinitamente que el Equino Eterno me colocó en esta era, y puedo ejercer la paternidad como me plazca, participando activamente en todos los aspectos de la vida de mis crías. Mi yegua amada es la conductora (espero que solo parcialmente, jejeje, pero todos los mexicanos somos mandilones) de las riendas de la calandria de mi vida. Pero son ellos los pequeños motorcitos que rigen mi esfuerzo diario y mueven la calandria.

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