Gracias a los caballos mayores, tuve la oportunidad de aprender buen inglés, descubrir cómo tocar varios instrumentos, cometer fechorías menores, conocer el campo como dios manda, y crecer rodeado de otro potrillos de ideas variadas pero similares (sic). La banda en la que estaba, “Los Corridos del 93”, tuvo como máximo escenario el Lady’O del Sur del DF, por ahi del ’95. En lo teatral, participé en algunas obras amateur, llegando a actuar en un teatro en Tlalnepantla de unos 1,500 asistentes. Jugué tocho con los Gamos un rato hasta que me lesionaron (mido poco menos que el promedio nacional mexicano masculino y pesaba unos 59 kg…).

Luego, llegó el momento de estudiar. Varios semestres de Comunicación y un Título de Licenciado en Economía de un Instituto Tecnócrata Neoliberal – de esos que AMLO odia – y una Maestría en Alta Dirección son mis credenciales. De ahí nació mi preocupación por la política y sus efectos en la vida diaria de los habitantes de esta CDMX que tanto quiero. Dirían que soy Fifí… puede ser. 

He jalado ya muchas calandrias, pero generalmente me gano la vida metido en la calandria digital, ya que creo que la tecnología es una excelente herramienta, pero que conlleva un riesgo de adicción mayor que varias drogas, que puede desentenderte del mundo entero que gira a tu alrededor. Si, tengo mas de 200 Apps en el cel en cualquier momento; las pruebo, critico, descarto y cambio continuamente. Pero gracias al Caballo Etéreo, mi Screen Time es de menos de una hora al día en Redes y juegos.