La semana pasada mi calandria se quedó con un nivel inferior al óptimo de gasolina, lo cual me puso al tiro y pendiente de los rumores y noticias en todo el mundo físico y digital para enterarme con tiempo en que gasolineras había gasolina en algún momento determinado del día.
Fue así cuando a las 08:15 me habló la yegua amada, y salí corriendo con el dato de que en una en particular había gasolina como para las siguientes tres horas.
Como caballo decente que soy, me formé como debe ser hasta atrás. Y comenzó entonces una larga espera de dos horas para poder llenar el tanque…
Tuve dos horas de ocio, solo en la calandria, con Gabriela Warkentin y Risco haciéndome compañía auditiva, y en ese tiempo me quedé pensando en porque habrá pasado esto. Vi a un huachicolero esperando que se acabara la gasolina a unos treinta metros del poli de transito. Conocí un par de humanos que estaban preocupados por que no iban a llegar a tiempo a sus citas o trabajos. Un policía cínicamente metió una moto particular a la cola y le llenó el tanque (a ese no le tomé foto, me dió mello). Y chequé algunos datos oficiales.
Diciembre es el mes con mayor demanda de gasolina a nivel nacional de todo el año. Enero es el mes en el que menos gasolina consumimos los mexicanos. Estos son hechos, que se pueden ver claramente si analizamos de la manera más básica (una vil grafiquita) la serie llamada Demanda Interna de Gasolinas Automotrices por Estado, publicada por la misma Secretaría de Energía, en el Sistema de Información Energética.
Según datos de la Secretaría de Energía, en su portal de Estadísticos Petrolíferos, empezando a mediados de noviembre y hasta la última semana de diciembre de 2018, los inventarios de gasolina en el país estaban en su peor momento, llegando a tener inventario de cero barriles en 10 de las 75 Terminales de Almacenamiento del país (había 4 con ese inventario al cierre de noviembre). Esto también es un hecho, no una suposición, basada en la información oficial.
Es sabido que, entre la producción doméstica y las importaciones de diciembre, estábamos rondando los 750-760,000 barriles diarios (revisen la producción interna y las importaciones según la serie de tiempo Elaboración de Productos Petrolíferos y la de Volumen Total de Importación de Petrolíferos del SIE, lo cual resulta claramente poco para el promedio histórico de los últimos seis diciembres que era de 866,000 barriles diarios. Cualquier persona con tres dedos de frente se puede dar cuenta de esto. No estaba alcanzando la gasolina para cumplir con la demanda esperada de diciembre. En enero, la demanda esperada se preveía – a mediados de diciembre – alrededor de los 750,000 barriles diarios.
Pensando en mi establo: si es miércoles y veo que se me está acabando el grano para comer y solo alcanza para dos días más, pues salgo y compro más grano, ¿no? Es la solución lógica y razonable…
¿No era razonable entonces pensar que lo que se necesitaba era conseguir más gasolina para el resto de diciembre y los inicios de enero, para que les alcanzara a todos los mexicanos?
El gobierno anunció el día 27 de diciembre que una semana antes había implementado su Plan de Atención a Instalaciones Estratégicas de PEMEX, con el objetivo de acabar con el huachicoleo. Sin duda, el objetivo del plan es noble. Pero, para lanzarlo ese día, quiero pensar que realizaron un análisis de abasto de combustible por lo menos una o dos semanas antes. Asumiendo que hayan realizado dicho análisis, tuvieron que darse cuenta de que ¡de por si no iba a alcanzar la gasolina! Tenían que comprar, no reducir la oferta, para no ocasionar problemas.
Lo razonable hubiera sido reabastecer las Terminales de Abastecimiento, asegurar los niveles mínimos de gasolina para diciembre y enero, y luego poner en marcha el Plan (asumiendo que el cierre de los ductos sea en efecto el mejor plan viable – yo difiero), comprar las pipas con anticipación (no cuando ya tienes al muertito bien muerto), y luego ejecutar el plan. Se hubiera retrasado unas semanas, sin duda, pero el costo para la población hubiera sido mucho menor.
Efectivamente, después de un par de semanas parece que en la CDMX la situación está llegando a la normalidad. Pero aún así, el costo fue muy alto, en tiempo para los ciudadanos (independientemente de las colas, hubo quienes llegaban muy tarde a sus trabajos porque el transporte público se redujo en número y frecuencia) como en pesos, como los US$93M para pipas que no estaban presupuestadas, mas el incremento en el costo de transportar gas en pipas y no en ductos. Por cierto, cuando se restablezca el abasto por ductos, ¿que van a hacer con las pipas? ¿Otra venta como la del avión?
Pregunto entonces: ¿AMLO y su equipo no hicieron el análisis completo, o les valió gorro las consecuencias de sus decisiones?
Si el caso fue el primero, en el cual no realizaron el análisis, entonces significa que tenemos unos ineptos manejando la situación energética del país, lo cual es muy preocupante. Ya hemos visto desiciones viscerales sin realizar los análisis correspondientes (léase NAIM) que nos acaban costando a los 130 millones de mexicanos, incluyendo a los 30 millones que si votaron por MORENA. Llevarían dos desiciones absurdas y sin lógica racional en dos meses. Dado que faltan todavía setenta meses con el Peje en el poder, no quiero imaginar que nos traerá el futuro. A un promedio de una decisión estúpida por mes…
Si la situación fue la segunda, pues peor tantito, porque significaría que realmente estamos ante un gobierno autoritario y visceral, que no toma en cuenta el beneficio de sus gobernados. Esto si nos llevaría a un VeneMéxico en poco tiempo, y ahí si, ¡agárrense!
Los invito a que me escriban a elcaballodemexico@gmail.com con sus experiencias de colas de gasolina, o dejen un comentario aqui con las mismas. ¡Síganme en las redes sociales!